Desde muy joven y a raíz de afrontar la experiencia de un duelo, comprendió que no había nadie a su alrededor responsable de las riendas de su vida más que ella misma.  Siguió así su guía interior para comenzar un camino de crecimiento espiritual con la meditación como vehículo. A partir de sus 20 años conoció las técnicas de meditación Vipasana, Dhamakaya y Dinámica. Reconoció las bondades de cada una y las ha integrado en su diario vivir. Su camino de meditación la llevó a Tailandia, donde expandió su conocimiento y práctica con la guía de monjes por cerca de 5 años. Allí, gracias al encuentro con jóvenes de todas las nacionalidades con el mismo interés, reafirmó su intención de seguir trabajando en su desarrollo personal con el propósito de sumar al colectivo. Desde entonces ha compartido esta experiencia con grupos afines y comunidades vulnerables.

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Pensó que la espiritualidad era el escape de una realidad que no quería experimentar, pero con el tiempo se preguntó: ¿Por qué esperar siempre a que todo se disponga para mi y no disponerme para el Todo? La respuesta la ha llevado a acoger la presencia como un estilo de vida que poco a poco le ha mostrado el impacto de su propio reconocimiento en el entorno. 

 

Diseñadora de profesión. Honra su quehacer como la oportunidad para compartirse. Su labor profesional es la excusa perfecta para llevar la creatividad a tener un impacto en el ser.